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Una de las razones que explica la incapacidad de las organizaciones para lograr sus objetivos es que fallan al relacionarlos a buenos medidores, estos deben provocar que las cosas sigan el rumbo planeado y que la gente haga lo que debe. Es así que un medidor de desempeño adecuado debe ser “ÉPICO”: Entendible, Preciso, Imparcial, Congruente y Oportuno, para provocar la meta deseada.